Hola a todos,
Recuerdo desde pequeño escuchar la frase «cocinar con amor» y siempre lo vi como algo romanticoide y cursi que se refería a esas amas de casa entregadas y enamoradas totalmente de sus maridos a quienes guardaban su «comidita» caliente y bien acotejadita. Como típico macho varón dominicano en formación, en aquel entonces, rechace ese modelo como algo para mujeres y no fue sino hasta hace algunos años que retome el concepto, a fines de consideración.
Cocinar «con amor» es eso mismo que pensé y considere desde pequeño…pero no es solo eso, es mucho, mucho más. Cocinar con amor es cocinar con entusiasmo, es cocinar con interés y con ganas. Es querer hacerlo. Es emplearse con energia y motivación.
Muchas veces no estamos de animo o estamos muy cansados y la comida queda subida (salada) o bajita (desabrida) o sentimos que el sazon no dio la talla o que le falto algo y no hay forma de arreglarlo. Podria decirse que nos «falto amor». Nos faltó energia y dedicación para derramar en ese plato.
Personalmente y quizás para hacer más facil las cosas para mi (todavia el macho varón dominicano está vivo) he decidido llamar a ese sentimiento de otra forma. Siento a menudo el deseo de cocinar algo que deje a quien lo pruebe sin aliento, que piense que nunca ha comido nada tan sabroso, y si es posible, que le haga replantear su vida con respecto a la comida (No exagero) Es asi como me encuentro probando con sabores, ingredientes, hierbas y condimentos que despierten esas pasiones. Le llamo «cocinar con mala fe»…
Ahi tienen, cocinar con «amor» para mi, es cocinar con «mala fe». Y aunque suene paradójico, es la mismísima cosa!
Arturo